viernes, 31 de enero de 2014

El lavado de dinero. Modelos de legitimación de la delincuencia organizada.





A día de hoy entendemos como blanqueo de capitales, la adquisición, uso, conversión o transmisión de bienes procedentes de actividades no legales o bien de la participación en las mismas, para amagar o encubrir el origen o bien para ayudar a la persona que haya participado en la actividad delictiva a eludir tanto las consecuencias de sus actos, como la ocultación o encubrimiento de la verdadera naturaleza, origen, disposición...etc, aun cuando las actividades que las generen sean desarrolladas en el territorio de otro Estado.

Este es , a día de hoy, el método más usado de legitimación que la delincuencia utiliza para legitimar sus bienes. Esta actividad es conocida también como lavado de dinero. Este medio, es considerado también delito y encuentra sus fuentes generadoras en otros tres tipos de delitos: el narcotráfico, la corrupción y la evasión fiscal.

El lavado de dinero es desarrollado en gran cantidad de países, pues la corrupción es fomentada por las grandes naciones al oprimir a otras, generando pobreza y , como consecuencia, encontrando los pueblos el delito como única fuente de ingresos mientras que las naciones pequeñas o pobres la cultivan bajo el supuesto de que es una de sus pocas oportunidades de sobresalir y paliar la miseria.
El lavado de dinero no es una novedad dentro de los negocios ilegales o ilegítimos, ya se encuentran antecedentes a principios del siglo XX, y justamente en el país que se ha convertido en su principal perseguidor, los EEUU.
Los primeros lavados de capital fueron llevados a cabo en los EEUU en la década que lleva de 1930 a 1940, en el periodo conocido por todos como La Ley seca, época en que la venta y distribución de alcohol era considerada ilegal. De esa forma, muchos criminales crearon empresas con la finalidad de ocultar el dinero obtenido de las actividades delictivas y hacer que pareciese fruto de trabajo honrado. Patológicamente, la mayoría de negocios que se montaron para tal efecto fueron en su mayoría lavanderías. Otra teoría nos indica que el lavado de dinero se generó durante la Segunda Guerra Mundial, época en la que tanto Italia como Alemania mandaban oro a bancos suizos para generar divisas por concepto de intereses.
Este oro era obtenido mayoritariamente del saqueo realizado por las tropas de ambos países en los territorios dominados. También gran parte de estas reservas se obtuvieron a través de las incautaciones que las tropas nazis realizaron sobre los bienes de los judíos enviados a campos de exterminio. Este oro incautado era fundido y vendido en lingotes a destinatarios contactados por los bancos suizos.
Suiza se pobló de bancos al acabar la Segunda Guerra Mundial. Estos para poder operar obtuvieron recursos y capital cuyos orígenes eran inciertos, respaldados por el sigilo ofrecido a sus clientes la cantidad de estos depósitos creció abundantemente. El problema se hace más relevante no tan solo con la globalización de los mercados financieros, sino también con el incremento del negocio del trafico de drogas, el negocio más rentable después de la industria armamentística.
A partir de esto nace la necesidad de sancionar todas las conductas que tienden a legitimar el dinero obtenido ilícitamente. Esto se basa en un intento de neutralizar los beneficios económicos derivados del trafico de drogas.
Cada vez más países están estableciendo mecanismos legales y normativa en cuanto a lavado de dinero.
El propósito es reforzar y extender los mecanismos de cooperación internacional para perseguir las diferentes formas de actividad criminal, como lo son el terrorismo o el lavado de dinero.
Las tres fuentes principales que originan el lavado de dinero se pueden considerar: el narcotráfico, la evasión fiscal y la corrupción. Las cantidades ganadas con estas actividades se canalizan hacia otras actividades de las que de la noche a la mañana surgen empresarios prósperos.

martes, 28 de enero de 2014

El atraco a entidades bancarias.




Parece que nunca nos va a suceder nosotros hasta que un día nos vemos dentro de esas situaciones que siempre pensamos que suceden a los otros. El miedo a un atraco siempre ha alimentado el miedo y las ilusiones de clientes y ladrones es por eso que los bancos y entidades bancarias disponen de protocolos de actuación y sistemas de seguridad ante estas circunstancias.
El riesgo de atraco debe estar contemplado como riesgo laboral y que las empresas (sobre todo las del sector de banca y ahorro) deben tener en cuenta el atraco en sus Planes de Prevención. El colectivo laboral se ve expuesto a un índice de riesgo bastante superior al de otros ámbitos profesionales, además de enfrentarse no sólo a los riesgos físicos que los atracos entrañan, sino también a sus posibles consecuencias, traducidas en ocasiones en afecciones como el estrés.
Se ha propuesto un protocolo de actuación en caso de atracodirigido preferentemente al personal que presta sus servicios en la Red de OficinasComerciales, y basado en cuatro principios básicos:
1-Prevención: establecimiento e implantación de todas las medidas de seguridad a las que obligue la normativa vigente, especialmente el RD 2364/1994 referido al Reglamento de Seguridad Privada.
2-Organización: concreción de los aspectos de riesgo y sus consecuencias; información y comunicación de los mismos a la plantilla; establecimiento de un marco de actuación, tanto preventivo como posterior al atraco; actualización de guías de acción e inclusión del atraco en los Planes de Contingencia de la Entidad; evaluación posterior al atraco de las causas
del mismo y corrección de las deficiencias que se detectasen; depuración de responsabilidades, si las hubiera.
3-Formación: tanto teórica como práctica, dirigida al personal más
expuesto a sufrir un atraco; normas de conducta de aplicación durante su
desarrollo y simulacros-ensayos en tiempo real.
4-Asistencia: posterior al atraco y dirigida a quienes hayan pasado por esa situación; de carácter médico-psicológico y laboral/profesional.
No existe una garantía única para no ser atracado pero si que existen unos conceptos generales de seguridad para minimizar riesgos ante estas potenciales situaciones, aunque parezcan obvios se destacan a continuación:
Evitar comentarios con personas desconocidas más aun cuando nos encontramos en presencia de cash y dinero que estamos manejando en ese momento. El atracador es una persona que a menudo busca elementos de distracción.
Abrir las puertas de la oficina bancaria en presencia de algún compañero y no cuando está solo. Realizar una rápida observación del terreno, este sencillo mecanismo puede llegar a ser muy natural y no tiene porque crearle tensión. En el momento de la salida del establecimiento deberemos realizar el mismo procedimiento. Cumplir con las normativas internas sobre orden de las acciones y elementos. Utilización de mostradores secundarios, cajas fuertes de retardo. Aunque el trabajo sea algo más lento es importante que sea efectivo pues la seguridad nunca es excesiva.
Si detectamos que la oficina pudiera estar sometida a algún tipo de vigilancia deberemos dar aviso a las fuerzas y cuerpos de seguridad correspondientes.
No permitir el acceso a la oficina fuera de los horarios establecidos de atención al público, evitando siempre hacer operaciones comprometidas en presencia de personas ajenas a la
Entidad, recarga de cajeros, apertura de la caja fuerte, traslado de fondos, arqueos o recuentos de efectivo.

lunes, 27 de enero de 2014

El testimonio de la víctima. Cuestiones a considerar






Después de hacer un breve recorrido por los aspectos más sobresalientes en cuanto al testimonio de personas nos encontramos frente a un hecho muy frecuente y es que el individuo que tiene que relatar lo que ha ocurrido sea al mismo tiempo víctima de ese suceso. Por ello se puede intuir que nos hallamos entonces ante un caso que es claramente diferente de los demás.

Resulta evidente que, en principio, nos encontramos con niveles de estrés mucho más elevados que en los casos en los cuales el testigo no es víctima; aún más, puede ser que la víctima se halle en una situación totalmente crítica, bien porque está inmersa en un ataque de llanto o porque esté bloqueada por completo o presente diversos patrones conductuales todos ellos originados por la situación de crisis en la que se encuentra.

No debemos olvidar que si bien las víctimas de delitos presentan en general características comunes, son diferentes los problemas a los que nos vamos a enfrentar a la hora de recoger su testimonio si nos referimos a víctimas de violación, accidentes graves, víctimas de robos, víctimas de agresiones dentro del ámbito familiar o si esas víctimas con niños.

Existen unas pautas generales que se aplican en el seno de la Policía y atiende a las víctimas de los siguientes delitos: agresiones sexuales, violencia doméstica, accidentes graves, robos con uso de intimidación o fuerza, delitos contra menores, y otro tipo de delitos que aconsejen la puesta en marcha del programa según sea el estado en el que se encuentra la persona.
Estas pautas tienen como objetivo actuar sobre la persona en el primer momento en que esta tiene relación con la policía, ya sea en el lugar de los hechos o cuando la víctima se persona en dependencias policiales para poner una denuncia. Es obvio que las primeras personas que tendrán relación con ella serán los policías y para estos casos en concreto se ha realizado una formación específica dirigida a estos profesionales.

Con todo esto se pretende proporcionar a los policías tanto los conocimientos necesarios para tratar de forma adecuada a las víctimas, como la posibilidad de participar en una visión más amplia de estos casos no quedándose en una labor policial impermeable sino que abarque otros campos de actuación que han de ser tenidos en cuenta.

Independientemente del lugar donde se produzca la intervención policial, se mantendrá una entrevista con la víctima en un espacio que le permita preservar su intimidad y privacidad. Durante el desarrollo de esta entrevista se tendrá en cuenta:

1-Solicitar la presencia del psicólogo según la tipología denunciada y previa información a la víctima.

2-Evitar esperas e interrupciones así como cambios de instructor del atestado en esta fase de las diligencias.

3-Procurar que el lugar donde se recoge la denuncia sea lo suficientemente cómodo para salvaguardar la intimidad de la persona durante su relato de los hechos.

4-Procurar un trato personalizado, identificándose el agente e informando de los trámites que van a iniciarse sin olvidar mostrar interés por las posibles necesidades personales inmediatas de la víctima.

5-Solicitar un relato de los hechos, haciendo posteriormente las preguntas necesarias e ir de lo más general a lo más particular y personal.

6-Evitar comentarios directos o a terceros que puedan ser oídos por la víctima e interpretados por ella como autoculpabilizadores de lo ocurrido.

7-La policía cuidará que la víctima pueda regresar a su domicilio con las máximas medidas de seguridad.

8-Alejarse de actitudes paternalistas y evitar los consejos personales que puedan dar lugar a crear expectativas en la víctima de difícil consecución.

9-Intentar establecer un buen contacto con la víctima: empatía, escucha, posición cercana y respetuosa.

10-Ayudarla a la acción. Examinar con ella el problema objetivamente, no minimizar ni dramatizar, ayudándole a la toma de decisiones.

11-La entrevista debe realizarse sin interrupciones.

12-Explicarles el por qué de cada pregunta antes de formularla.

13-Ayudarle en la sistematización y puesta en orden de la información facilitada.

14-Propiciar que la víctima comience cuanto antes a tomar decisiones y tome parte activa en el proceso de la denuncia. El estímulo de la denuncia se comprende como acción que se emprende para romper la sensación de indefensión. Se debe entender el estado emocional de la víctima, y no juzgar su decisión en caso de no querer presentar denuncia o en el caso de retirarla posteriormente.

15-No es conveniente proceder a la toma de declaración inmediatamente, es mejor que primero relate los hechos y se desahogue.