sábado, 24 de agosto de 2013

Conclusiones sobre los micromachismos y sus consecuencias.







La violencia machista es un problema nacido con la civilización, y aun no erradicado en nuestros días. Erradicación dificultada por el sistema de valores patriarcal de fuerte arraigo en nuestra cultura.
La violencia contra las mujeres ha afectado y afecta aun hoy día a mujeres de todos los ámbitos y capas sociales, lo cual ha relegado a éstas a jugar un papel secundario y subordinado al hombre incluso en lo que a día de hoy llamamos sociedades “civilizadas”.
Generalmente la mujer se ha visto excluida de la vida pública y se le ha negado o dificultado el acceso a la formación y conocimiento. Su papel fundamental en la sociedad ha sido el de cuidadora y de servicio a los demás.
El poder, lo público, el control y la razón han sido durante mucho tiempo monopolio del varón.
Se ha configurado así un sistema de vida dual, en el que las mujeres acatan y los hombres gobiernan. Sistema que ha llegado a impedir que las mujeres puedan autoafirmarse como individuos, y en el que las mujeres han sido dependientes dentro de una relación de poder y sumisión.
El sistema patriarcal ha sido hasta no hace mucho un sistema dogmático, y que con el incremento de acceso a la participación en la vida publica de la mujer poco a poco ha ido desvaneciéndose. Aunque estas diferencias de acceso a la participación igualitaria en los asuntos vitales cada día está más difuminada, la violencia hacia la mujer continúa ejerciéndose aunque sea de forma más silenciosa.
Si bien cada día la violencia ejercida contra la mujer ha sido censurada cada vez más en su forma explicita, las formas más silenciosas (microviolencias) se siguen ejerciendo y son causa de explosiones de violencia de carácter grave contra éstas.
La influencia social, la educación y la familia, aunque las leyes determinen que las condiciones entre hombres y mujeres deben ser igualitarias, aun tienen en su imaginario las formas patriarcales. Aunque la sociedad en general esté informada en su mayoría de que la violencia machista está prohibida, hay formas de violencia, que al ser ejercidas en el ámbito más privado y ejercidas de forma sutil no siempre son fáciles de demostrar, pero si tienen consecuencias fatales en la salud y la psique de la persona sobre la que ésta es ejercida.
Estas violencias cotidianas, sutiles y silenciosas, y que no siempre son ejercidas de forma consciente (denominadas por Bonino micromachismos), aparecen muchas veces bajo la máscara de la igualdad. Pero disfrazan actitudes de monopolio de autonomía y poder (Godelieur y Bordieu) por parte de los varones. Actitudes con acciones y omisiones que dejan asomar formas condescendientes, manipuladoras, encubiertas y de pseudoimplicación en las propias responsabilidades, y que ofrecen resistencia al cambio para la igualdad.
Este tipo de microviolencias parece llevar a las mujeres a pagar un precio muy alto, la propia libertad y autodeterminación, a la hora de plantearse el formar una familia si encuentran frente a si hombres que utilizan este tipo de estrategias de permanencia en el poder.
Si la violencia machista tiene un carácter estructural dentro de nuestra sociedad parece lógico para poder acabar con esta problemática empezar a trabajar desde la raíz del problema. Acabar con los cimientos de las creencias machistas debe empezar por el hacer visible la problemática, no permitir por medio de la desinformación que ésta quede silenciada. La información parce ser importante tanto para ayudar al reconocimiento de estas actitudes violentas por parte de las victimas como al autoconocimiento de las conductas violentas por parte de los autores. La educación, empezando por la familia y continuando con el ámbito académico, deben ser los cimientos donde se asiente la ruptura con el sistema patriarcal y desigual. El conocimiento partiendo de puntos de vista diferentes, la empatía, la escucha activa y el aprendizaje sobre las emociones humanas y como afrontarlas de forma asertiva, responsable y no violenta pueden ser las claves a aplicar dentro de los ámbitos educativos y de reinserción para contribuir a la erradicación de las relaciones de poder entre personas y que son fuente de la mayoría de actos violentos.

Bibliografía
Bonino, L. (2008). Micromachismos: el poder masculino en la pareja “moderna”. En J. A. Lozoya y J. M. Bedoya (Comps.), Voces de hombres por la igualdad (pp. 89-108). Madrid: Ed. Chema Espada.

Monferrer, J. M. (2012). La violencia en la familia. En J. M. Monferrer, Sociología (pp. 279-283). Madrid: Ediciones CEF.

Pescador, E. (2008). Masculinidades y Violencia. En J. A. Lozoya y J. M. Bedoya (Comps.), Voces de hombres por la igualdad (pp. 109-125). Madrid: Ed. Chema Espada.

Licencia Creative Commons
Micromachismos y sus consecuencias. Conclusiones. por Teresa Fibla Meis se encuentra bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-CompartirIgual 3.0 Unported.
Basada en una obra en www.luisbonino.com.