miércoles, 11 de diciembre de 2013

Cómeme el coco, negro! Cognición y persuasión.






Hoy ha vuelto a mi mente un tema: El mito de la caverna. Aquello que para mi profesora de filosofía de tercero de bachillerato parecía tan importante, y que para mi no supuso más que un ejercicio de copy-paste (memorización y plasmado en papel en un posterior examen). Es ahora, con la edad y la experiencia, y ganas también de aprender cosas que en otros momentos no me motivaron lo más mínimo, cuando este mito me sirve de recurso para dar explicación a muchos de los fenómenos y situaciones que nos rodean a diario.

La persuasión es herramienta que se utiliza como proceso para cambiar las creencias y las actitudes de otras personas, y por lo tanto conseguir en ellas un cambio de conducta. Herramienta que es utilizada tanto en la publicidad como en la propaganda política.

La necesidad de cognición hace referencia a la motivación y preferencia que tienen las personas hacia la actividad de pensar. Las actividades cognitivas forman parte de nuestra razón de ser, y el interés y disfrute de las mismas varía sustancialmente de una persona a otra, así como los resultados y respuestas ante los mismos asuntos.

El conocimiento nos es necesario para poder tener contacto con la realidad, es herramienta necesaria para poder percibir, procesar y representar el mundo que nos rodea. Representación mental que nos es necesaria para comprender tanto nuestra conducta como la de los demás.

Las personas con alta necesidad de cognición son activas cognitivamente. Se esfuerzan en fomentar su propia actividad mental y son poseedoras de una fuerte motivación intrínseca para realizar tareas de carácter cognitivo. Piensan detenidamente antes sobre cualquier tipo de información antes de llevar a cabo una acción. Requerirán de discursos de mayor calidad argumental para llegar a ser persuadidas y sus decisiones serán también más duraderas y predecibles.

Las personas con baja necesidad de cognición son más perezosas cognitivamente, confían más en heurísticos en su funcionamiento cognitivo cotidiano. Ante una situación de falta de información o incertidumbre, estas personas recurren con mayor frecuencia a atajos mentales o heurísticos para simplificar la solución de problemas. Estos atajos les permiten realizar evaluaciones de la realidad en función de datos que muchas veces son parciales e incompletos. Aunque a veces estos heurísticos nos son necesarios para simplificar la cantidad de procesos mentales que tenemos que llevar a cabo dada la gran cantidad de información a la que estamos sometidos continuamente. Necesitamos llevar a cabo un filtrado selectivo de toda la información que nos rodea y utilizamos estos atajos cognitivos a veces incluso cuando disponemos de datos que nos permitirían una evaluación más fiable y conclusiones más correctas y menos sesgadas. Los juicios sesgados afectan a muchísimas esferas de nuestra vida e incluso a la laboral y que consecuentemente afectan a nuestras decisiones y conductas.

Estos heurísticos son utilizados como recurso de persuasión por los medios de comunicación en la difusión de publicidad.

Así podemos decidir la compra de un determinado artículo porque creemos que eso va a tener un impacto emocional futuro, que nos va a hacer más felices (sesgo de impacto); podemos decidirnos por la compra de un artículo haciéndonos creer por ello que somos personas con mayores cualidades (efecto Dunning-Kruger); decidirnos por una marca antes que otra creyendo que así formamos parte de un colectivo diferente y mejor (heuristico de representatividad). Estos argumentos persuasivos están basados más en la credibilidad de la fuente, o en el estado emocional o psicológico del público, que en la lógica del mensaje que serían más adecuados para la persuasión de personas con alta necesidad cognitiva.
Podríamos enlazar estas cuestiones heurísticas con los experimentos llevados a cabo por Asch y Milgram.

Así por ejemplo un mensaje publicitario que nos muestre que la opción de compra que se nos ofrece es la elegida por la mayoría (la compra de una determinada marca de dentífrico avalada por la mayoría de dentistas) puede hacer decantar a una persona con baja necesidad de cognición a la compra del mismo. El sujeto se conforma a lo que una mayoría dice que es la mejor opción con tal de no presentar un desacuerdo con lo que para él sería la percepción de pertenencia a un grupo social. Evita sentirse excluido, la incomodidad o tensión cognitiva que para él representaría tomar la decisión contraria a la expuesta por una mayoría. Jugaría esta estrategia publicitaria con la necesidad de pertenencia al grupo o de afiliación inherente a todo ser humano y la tensión emocional que provoca en nosotros su carencia.

Un mensaje publicitario en el que aparece alguien presentando un producto avalado por alguien que supuestamente encarna a una autoridad, como por ejemplo un científico que asegura que usar un determinado producto produce un determinado beneficio, seguramente será más convincente que un mensaje presentado por alguien que no está investido como autoridad. Los sujetos se muestran sumisos ante mensajes de este tipo, “se ven obligados” a realizar una conducta que en otra situación con toda probabilidad no hubieran llevado a cabo.

Las personas con baja necesidad de cognición serán más fácilmente persuadidas, con actitudes menos fuertes que las personas con alta necesidad de cognición, más susceptibles al cambio, de decisiones inestables y por lo tanto menos predecibles en su comportamiento futuro.

Es así el receptor del mensaje persuasor el que determina la eficacia de éste en función de su juicio y respuesta cognitiva. Este modelo, de respuesta cognitiva, es el que otorga al receptor el poder para aceptar o rechazar el contenido del mensaje persuasor.

Parece importante el tipo de respuesta cognitiva en este tipo de contextos porque los mensajes persuasivos, tanto en publicidad como en política pueden ser un arma de doble filo. En una situación, en la que tuviéramos una persona con una alta necesidad de poder y una multitud de personas con una alta necesidad afiliación podría llevar a consecuencias de muy variado tipo según si el objetivo del persuasor es sensato o no. La historia nos pone ejemplos donde personas sin un objetivo o sin un sentido en la vida se dejaron cegar por el discurso de un “líder” con objetivos poco éticos y que llevaron a tener como resultados crímenes brutales, como el genocidio nazi o el suicidio colectivo de todos los individuos que formaban parte de la secta del templo del pueblo en Jonestown a finales de los 70.

La mejor arma para combatir este tipo de consecuencias nefastas sin duda es la formación de personas con criterio crítico. Personas resistentes a argumentaciones fáciles, de calado más emocional que racional, personas capaces de encontrar la verdad a través de fuentes de información variadas y exactas, con recursos que les permitan procesar el máximo de datos posibles antes de tomar una decisión importante.

La atención y la memoria selectiva son atajos que nos facilitan los procesos, pero también ocasionan errores y prejuicios de consecuencias negativas.

El reconocer que no somos perfectos y cuales son nuestras limitaciones puede ayudarnos a ser conscientes de la no siempre concordancia entre un argumento y un hecho real, a ser personas más flexibles y tolerantes con nuestras verdades y las de los demás, a tomar mejores decisiones y a pensar mejor.
Los publicistas para lograr persuadir a una persona la analizan previamente, la entienden y se adaptan a sus necesidades, e incluso crean nuevas necesidades para nosotros con tal de tener una porción de mercado. Sabiendo esto, y para contrarrestar las consecuencias negativas, deberíamos empezar por ahí: conocernos, comprendernos y saber cuales son nuestras verdaderas necesidades para poder vivir de una forma lo más adaptativa posible a nuestro entorno. Conociendo esto nos puede ser más fácil poner límites a todo aquello que se relaciona con nosotros de una forma instrumental, y poder ser nosotros los que controlamos nuestro destino. Debemos sentir que somos nosotros quienes manejamos nuestra vida y saber cuales son verdaderamente nuestras necesidades. Tener una buena autoestima puede hacernos disminuir la angustia mental y por lo tanto aumentar nuestra calidad de vida.

Se requiere también la necesidad de protección de los menores en este sentido. Los tutores o responsables de los menores deberían controlar la cantidad y calidad de los mensajes persuasivos a los que éstos son sometidos. Pues su escasa formación y control emocional los hace un blanco fácil para la publicidad y los contenidos violentos.

Para nuestro cerebro aquello que no captamos a través de los sentidos parece ser que no existe. Y con ello vuelvo al principio de mi reflexión, al mito de la caverna, a la comparación de éste a la situación social que la mayoría de nosotros vivimos a diario. A la exposición constante y bombardeo publicitario y propagandístico al que los medios de comunicación, tanto prensa escrita, radio, televisión y ahora también internet intentan someternos a diario. Los medios de comunicación a parte de ser un entretenimiento o fuente conocimiento son también la puerta de entrada al mercado de consumo, a un mundo creado para nosotros, al igual que las sombras que se reflejaban en la caverna y que son capaces, si no cortamos las cadenas de la alienación y centramos nuestra atención en otras cosas, a hacernos creer que la única realidad existente es la que se nos muestra a través de estos portales. Desde luego, salir de la comodidad, de la zona de confort, supone un esfuerzo cognitivo, pero sin duda la libertad para poder crear una realidad acorde a nuestras verdaderas necesidades merece la pena. Quizás la democracia no sea escoger entre la amplia gama de opciones de mercado que se nos ofrece, sino en decidir que nada de todo eso es realmente necesario para crecer como persona y lograr el bienestar.

Hay que ponerle límites a este tipo de esquizofrenia colectiva y materialista que parece querer hacernos confundir el verbo tener con el verbo ser ser, donde el apego y la comparación con los demás nos llevan a la búsqueda ansiosa de un estado de felicidad imaginario.





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Cómeme el coco, negro! Cognición y persuasión. by Teresa Fibla Meis is licensed under a Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-CompartirIgual 4.0 Internacional License.
Creado a partir de la obra en http://www.psicothema.com/psicothema.asp?id=3159.


sábado, 24 de agosto de 2013

Conclusiones sobre los micromachismos y sus consecuencias.







La violencia machista es un problema nacido con la civilización, y aun no erradicado en nuestros días. Erradicación dificultada por el sistema de valores patriarcal de fuerte arraigo en nuestra cultura.
La violencia contra las mujeres ha afectado y afecta aun hoy día a mujeres de todos los ámbitos y capas sociales, lo cual ha relegado a éstas a jugar un papel secundario y subordinado al hombre incluso en lo que a día de hoy llamamos sociedades “civilizadas”.
Generalmente la mujer se ha visto excluida de la vida pública y se le ha negado o dificultado el acceso a la formación y conocimiento. Su papel fundamental en la sociedad ha sido el de cuidadora y de servicio a los demás.
El poder, lo público, el control y la razón han sido durante mucho tiempo monopolio del varón.
Se ha configurado así un sistema de vida dual, en el que las mujeres acatan y los hombres gobiernan. Sistema que ha llegado a impedir que las mujeres puedan autoafirmarse como individuos, y en el que las mujeres han sido dependientes dentro de una relación de poder y sumisión.
El sistema patriarcal ha sido hasta no hace mucho un sistema dogmático, y que con el incremento de acceso a la participación en la vida publica de la mujer poco a poco ha ido desvaneciéndose. Aunque estas diferencias de acceso a la participación igualitaria en los asuntos vitales cada día está más difuminada, la violencia hacia la mujer continúa ejerciéndose aunque sea de forma más silenciosa.
Si bien cada día la violencia ejercida contra la mujer ha sido censurada cada vez más en su forma explicita, las formas más silenciosas (microviolencias) se siguen ejerciendo y son causa de explosiones de violencia de carácter grave contra éstas.
La influencia social, la educación y la familia, aunque las leyes determinen que las condiciones entre hombres y mujeres deben ser igualitarias, aun tienen en su imaginario las formas patriarcales. Aunque la sociedad en general esté informada en su mayoría de que la violencia machista está prohibida, hay formas de violencia, que al ser ejercidas en el ámbito más privado y ejercidas de forma sutil no siempre son fáciles de demostrar, pero si tienen consecuencias fatales en la salud y la psique de la persona sobre la que ésta es ejercida.
Estas violencias cotidianas, sutiles y silenciosas, y que no siempre son ejercidas de forma consciente (denominadas por Bonino micromachismos), aparecen muchas veces bajo la máscara de la igualdad. Pero disfrazan actitudes de monopolio de autonomía y poder (Godelieur y Bordieu) por parte de los varones. Actitudes con acciones y omisiones que dejan asomar formas condescendientes, manipuladoras, encubiertas y de pseudoimplicación en las propias responsabilidades, y que ofrecen resistencia al cambio para la igualdad.
Este tipo de microviolencias parece llevar a las mujeres a pagar un precio muy alto, la propia libertad y autodeterminación, a la hora de plantearse el formar una familia si encuentran frente a si hombres que utilizan este tipo de estrategias de permanencia en el poder.
Si la violencia machista tiene un carácter estructural dentro de nuestra sociedad parece lógico para poder acabar con esta problemática empezar a trabajar desde la raíz del problema. Acabar con los cimientos de las creencias machistas debe empezar por el hacer visible la problemática, no permitir por medio de la desinformación que ésta quede silenciada. La información parce ser importante tanto para ayudar al reconocimiento de estas actitudes violentas por parte de las victimas como al autoconocimiento de las conductas violentas por parte de los autores. La educación, empezando por la familia y continuando con el ámbito académico, deben ser los cimientos donde se asiente la ruptura con el sistema patriarcal y desigual. El conocimiento partiendo de puntos de vista diferentes, la empatía, la escucha activa y el aprendizaje sobre las emociones humanas y como afrontarlas de forma asertiva, responsable y no violenta pueden ser las claves a aplicar dentro de los ámbitos educativos y de reinserción para contribuir a la erradicación de las relaciones de poder entre personas y que son fuente de la mayoría de actos violentos.

Bibliografía
Bonino, L. (2008). Micromachismos: el poder masculino en la pareja “moderna”. En J. A. Lozoya y J. M. Bedoya (Comps.), Voces de hombres por la igualdad (pp. 89-108). Madrid: Ed. Chema Espada.

Monferrer, J. M. (2012). La violencia en la familia. En J. M. Monferrer, Sociología (pp. 279-283). Madrid: Ediciones CEF.

Pescador, E. (2008). Masculinidades y Violencia. En J. A. Lozoya y J. M. Bedoya (Comps.), Voces de hombres por la igualdad (pp. 109-125). Madrid: Ed. Chema Espada.

Licencia Creative Commons
Micromachismos y sus consecuencias. Conclusiones. por Teresa Fibla Meis se encuentra bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-CompartirIgual 3.0 Unported.
Basada en una obra en www.luisbonino.com.


jueves, 16 de mayo de 2013

Ciberacoso: Acoso en las redes sociales. ¿Qué se cuenta sobre ciberacoso esta semana en las redes?

Hoy os dejo un post con una selección de artículos sobre ciberacoso y violencia en las redes.
Pinchar la imagen para leer el diario













jueves, 9 de mayo de 2013

Ciberacoso: ¿qué es, a quién afecta, cómo afrontarlo y prevenirlo?

En esta colección semanal de posts podeis encontrar la información necesaria a las respuestas que dan título a esta entrada.
Como usuarios de la red es una información de carácter útil para navegar con seguridad.

Para aquellos que os da pereza leer hay varios videos con contenido sobre el tema.





Maltrato a los animales y criminología también en las redes.

Hoy os cuelgo la segunda edición hecha con Paper.li de Criminología 2.0: para los que odian la sangre.

Entre las noticias que he recopilado pongo énfasis en las dedicadas al maltrato animal. Así que también os hago un poquito de campaña a través de video.








lunes, 6 de mayo de 2013

El experimento de la cárcel de Stanford. Reflexiones sobre la influencia social.








En 1971, en Stanford, Philip Zimbardo llevó a cabo uno de los experimentos más relevantes sobre la respuesta humana a la cautividad y los efectos de los roles impuestos en la conducta. En este experimento se cuestiona como el hombre puede pasar, la que parece impermeable frontera del bien al mal. También cómo personas que en principio son buenas, quedan impasibles ante este tipo de situaciones y lo permiten, quedando en cuestión incluso si el experimento y los métodos utilizados por Zimbardo y su equipo estaban dentro de los limites éticos del proceso empírico.

Para llevar a cabo el experimento, Zimbardo, reclutó a jóvenes estudiantes, que se presentaron voluntariamente para participar en el experimento, a cambio de una retribución 15 dolares por día. Estos estudiantes entraban dentro de los estándares de “normalidad”, eran chicos pertenecientes a la clase media, estudiantes, que no presentaban patologías mentales y que no se consideraban conflictivos. Representaban lo que todo el mundo viene a llamar “buenos chicos”.

El experimento dirigido por Zimbardo se llevó a cabo en los sótanos de la Facultad de Psicología de la Universidad de Stanford. En ellos se habilitó de forma simple lo que sería el “complejo carcelario” y las celdas.

Se asignó al azar, de los 24 estudiantes seleccionados, a 12 el rol de carcelero y a 12 el rol de prisionero.

Para detener a los “prisioneros”, Zimbardo contó con la colaboración de la Policía de Palo Alto. La intención era darle más credibilidad y apariencia real a las detenciones. Estas se llevaron a cabo en presencia de familiares, conocidos y vecinos de los estudiantes que jugaban el rol de prisioneros. Para poder dotar de un carácter más real a la situación simulada, el equipo de Zimbardo contó con la colaboración de funcionarios de prisiones como Carlo Prescott, que les asesoró en el funcionamiento de una prisión.

Zimbardo, en su libro “El efecto Lucifer”, nos habla de como al contrastar sus estudios con los de otros autores, observa como en diferentes culturas la desindividuacion y el anonimato predicen el fomento de conductas agresivas en situaciones en las existe una “autorización “ para llevar a cabo conductas que normalmente están prohibidas. Así se justifican muchas veces conductas antisociales como la tortura o las mutilaciones cometidas en situaciones excepcionales como las guerras. El anonimato que ofrece un uniforme, una máscara o una pintura en la cara hace que se desvanezca la compasión por el “enemigo”.

En este tipo de situaciones, en las que se produce una disonancia cognitiva en el sujeto (sus creencias personales y el rol que debe jugar en público), ocasiona el cambio conductual necesario para acabar con la tensión que esta atribución cognitiva sobre la situación le produce , y lo empuja a actuar, aunque sea en contra de sus convicciones íntimas. En estas situaciones, los sentimientos dominan a la razón y la acción a la reflexión. Parece que las personas, con tal de acabar con ese sentimiento incómodo actúan sin plantearse de forma racional si lo que hacen es correcto o no. La conducta del individuo responde a las exigencias inmediatas de la situación. Exigencias a las que el individuo no atiende para hacer un juicio crítico y responsable, como tampoco atiende para hacer una evaluación de las consecuencias futuras que sus actos pueden acarrear.
Así como el anonimato parece ser que favorece la conducta antisocial, el etiquetar a los demás atribuyéndoles una identidad “carente de valor”, y la deshumanización que le es inherente, posibilita en muchos casos actuaciones inhumanas. El ver o hacer ver a seres humanos como objetos o cosas puede provocar que se les acabe tratando como tales objetos, y con ellos no es necesario llevar conductas morales o empatizar con ellos. Estas etiquetas crean en la mente al “enemigo” al “otro” “diferente” y con ello se justifican los peores de los actos que se pueden cometer.

Se simuló la detención de los presos y estos llegaron a la prisión con los ojos vendados, con lo que la situación de incertidumbre en los presos comenzó a crearse (desorientación física y horaria). Para llevar a cabo el proceso de desindividuación de los presos, se les dio una uniformidad en la apariencia. Los presos fueron vestidos con unos camisones, chanclas y una media en la cabeza. El ir vestido, en cierto modo como una mujer y hacerles tapar el pelo (única seña de identidad personal) los hizo sentirse también humillados y encontrarse en un plano inferior en la relación con los carceleros. Sus nombres fueros cambiados por un número impreso en su camisa. Dejaron de ser quienes eran para convertirse en el preso numero X.

A los presos se les ofreció a todos un mismo uniforme, porras, silbatos y unas gafas de sol que les ocultaban los ojos y facilitaban el anonimato. Un anonimato que favorecerá junto a la “responsabilidad “del director del proyecto de todo lo que allí dentro pasa, la desvinculación moral de su conducta con los presos. Se crea aquí una relación de poder carcelero-preso. A partir de ahora los carceleros impondrán sus reglas y disciplina, los presos se conformarán a las reglas y obedecerán a los carceleros. Esta relación poder-sumisión irá incrementando en numero y forma de violencia, hasta convertirse en totalmente patológica.

Pero no solo las acciones de los individuos pueden ser calificadas como maldades, el no hacer nada, el observarlas sin hacer nada para remediarlas es tan malo como las mismas conductas. Aquí entra en juego por ejemplo la conducta de Zimbardo que, viendo lo que pasaba con su experimento, fue incapaz de pararlo. Hasta que alguien que no estaba metido de lleno en la situación y se mostró disconforme con lo que allí estaba pasando y le llamó la atención el experimento continuo adelante.
La no oposición o pasividad de observadores en situaciones en las que se actuá malvadamente contribuye a que la maldad persista. Zimbardo, aun viendo las maldades que se estaban llevando a cabo en el experimento, se limitó solo a decirle a los carceleros que no acudieran a la violencia física para poner orden en la prisión. El propio Zimbardo quedó atrapado entre los roles de psicólogo director de un experimento y el de director de una prisión, fue tan culpable como el resto de lo que ocurrió dentro de la prisión por inacción.

El experimento que debía durar dos semanas tuvo que ser interrumpido a los 6 días. Todos los participantes, incluido el director del experimento perdieron el norte de lo que aquella situación significaba: un simple experimento. Todos asumieron como propio el rol que debían jugar en la prisión simulada, e incluso el propio Zimbardo dejó de ser el director de un proyecto científico para convertirse en “director de un centro penitenciario”. Tuvo que ser un observador externo, Christina Maslach, el que atizara “una bofetada” a Zimbardo para hacerle ver que todo el mundo “había perdido los papeles” en aquel experimento, y que aquello debía pararse de inmediato.

El experimento comenzó con la pérdida de la libertad de los sujetos, continuó con la pérdida de la intimidad y también con la pérdida de la individualidad de todos ellos. La situación separó a presos y carceleros de su entorno habitual y familiar y los sumergió en una realidad presente que los “obligó” a convivir de acuerdo a unas normas creadas por ellos mismos.

Unos y otros construyeron dentro de la prisión una nueva realidad social, creada en parte por la crueldad de los carceleros, pero también por los mismos presos al no hacer uso de su libertad personal para huir de la situación que los oprimía. Unos y otros abdicaron moralmente de la responsabilidad ante el mal que su propio comportamiento creaba. Todos, no como masa de individuos, sino cada uno en particular se sintió enajenado éticamente de su responsabilidad personal. El poder que se se dio a la situación tuvo su origen en en el constructo psicológico que cada uno de los grupos le dio al rol que se le asignó. Los carceleros debían mandar y los presos obedecer, y el fin se justificó con cualquier medio.

La cuestión que plantea Zimbardo con este experimento es hacernos ver como cualquiera en una situación determinada puede acabar actuando como nunca hubiera creído. Que la maldad no es tanto la “manzana podrida” sino las características “del cesto”, de la situación. El estudio de Zimbardo predica que cualquiera de nosotros frente a fuerzas situacionales determinadas seríamos capaces de actuar tanto malvada como bondadosamente. Quiere empujarnos con este estudio a que adoptemos una postura más humilde ante personas que actúan malvadamente, por que cualquiera de nosotros ante las mismas situaciones quizás hubiéramos actuado igual. Nos enseña que si la personalidad y la motivación son los que mueven a actuar al sujeto de una determinada manera, la situación contextual también tiene mucho que ver. La genética, la biología, la personalidad....predisponen pero no disponen del todo nuestra conducta. Creemos que somos dueños totales de nuestras decisiones, pero no siempre es así. Nuestro cerebro puede entrar a pilotar nuestra vida en modo automático muchas veces, y puede llevarnos a tomar decisiones no siempre constructivas y acertadas. Pero no por las fuerzas situacionales que actúan ante nuestras decisiones podemos justificar nuestras conductas destructivas, tanto con lo propio como con lo ajeno. Este estudio quiere ser una llamada de atención. Debemos hacernos conscientes de todo aquello que nos rodea, conscientes de nosotros mismos, y ser críticos con ello.
La empatía es necesaria tanto con las víctimas de actos malvados como con las personas que los cometen. Necesitamos ponernos sus mismos zapatos para poder llegar a comprender porque actúan así, y enseñarles a cambiar de actitud frente a los avatares de la vida y a su vez no caer nosotros mismos en esos errores. Reconocer nuestras emociones, las de los demás y gestionarlas de manera adecuada.
Optar, ya desde el principio de nuestra vida, por modelos de educación que fomenten la construcción positiva de nuestras vidas, a la apertura al conocimiento que forme conciencias críticas que nos ayuden a ser resistentes a las presiones sociales, a ver y poder diferenciar las dos caras de la misma moneda. Debemos ser conscientes de que lo que la mayoría cree o piensa no siempre es la mejor opción y que la libertad de pensamiento y acción es la que nos permite crecer como seres humanos. Debemos aprender a crear métodos de resistencia y oposición a las fuerzas situacionales que actúan sobre nosotros.
Encontrar el punto de equilibrio entre el cinismo y la credulidad total, la desconexión con aquellos que nos rodean y el dejar nuestras vidas en manos ajenas bajo ofertas falsas de seguridad. Zimbardo nos presenta en la siguiente web un programa de 10 pasos para poder resistir al las influencias sociales no deseadas, y mejorar la capacidad personal de resistencia y virtudes cívicas http://www.lucifereffect.com/guide_tenstep.htm
Es importante para conseguir estos objetivos conocer los paradigmas que nos ofrecen por ejemplo la psicología positiva encabezada por Martin Seligman, la inteligencia emocional de la que es su principal teórico Daniel Goleman, la compasión a la que nos adentra la religión budista, las trampas y las ventajas del deseo de las que nos habla Dan Ariely...Estas estrategias nos ayudarán a no caer en manos del mal, a no crearlo y a convertirnos en pequeños héroes cotidianos.

Para elaborar su teoría, Zimbardo tomó como base para su teoría los estudios de Solomon Asch ( experimentos sobre la conformidad), Stanley Milgram (experimento sobre la obediencia a la autoridad), Lewin (estudio sobre los tipos de liderazgo), Bandura (teorías del aprendizaje social), Becker (teoría del etiquetamiento), Adorno (estudios sobre la cultura y la personalidad autoritaria) o la filósofa Hannah Arendt en su libro “ Eichmann en Jerusalén: Un estudio sobre la banalidad del mal “.
Las conclusiones a las que lleva su estudio le llevan a comparar el efecto que se produjo en la conducta de todos los participantes en el EPS con otros hechos y sucesos que han acontecido a lo largo de la historia de la humanidad y que han sido considerados autenticas aberraciones, tales como el Holocausto nazi, las matanzas de Rwanda, los maltratos a los prisioneros de Abu Ghraib... y pequeñas actuaciones en la vida cotidiana que, aunque a veces son sutiles, pueden acabar, y acaban en muchos casos, destruyendo la psique e incluso la vida de cualquier ser humano. Ejemplos de este tipo de actuación lo son el acoso en cualquier ámbito de la vida (profesional, escolar, ciberespacio...), el racismo, la discriminación sexual...

Bibliografía consultada

El efecto Lucifer, Philip Zimbardo.
Anatomía de la destructividad humana, Eric Fromm.
La paradoja del tiempo: la nueva psicología del tiempo, Philip Zimbardo.

Recursos Web

http://www.ted.com/talks/philip_zimbardo_on_the_psychology_of_evil.html

http://blog.pucp.edu.pe/item/9986/desconexion-moral-albert-bandura-2-2

http://www.psicothema.com/pdf/3473.pdf

http://www.universidadperu.com/articulo-desindividualizacion-por-que-se-cometen-actos-de-violencia-universidad-peru.php

http://www.rtve.es/alacarta/videos/redes/redes-pendiente-resbaladiza-maldad/736047/

http://www.ted.com/talks/philip_zimbardo_prescribes_a_healthy_take_on_time.html

http://www.lucifereffect.com/guide_tenstep.htm

http://www.youtube.com/watch?v=oc34KMVVbm0

http://www.youtube.com/watch?v=ooy8eNqwIts&feature=related

http://www.youtube.com/watch?v=kMEg-oNreyc&feature=related



Filmografía

http://www.youtube.com/watch?v=G-bJ-zpBXLc La Ola

http://www.youtube.com/watch?v=cH4uK4Z50k8 El Experimento


Licencia Creative Commons
Reflexiones sobre la influencia social en la violencia. por Teresa Fibla Meis se encuentra bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial 3.0 Unported.
Basada en una obra en http://www.prisonexp.org/espanol/.

domingo, 5 de mayo de 2013

Violencia machista: un problema de todos.







Hoy os dejo cuatro ejemplos sobre como está empezando a involucionar la violencia machista en otros países.




Aquí os subo una campaña en video multilingüe contra la violencia machista. Un poquito de allí y un poquito de allá conseguiremos hacer más.




viernes, 3 de mayo de 2013

Lo que se cuenta en las redes sobre los psicópatas

Click en la imágen para poder leer el periódico.













jueves, 2 de mayo de 2013

miércoles, 1 de mayo de 2013

Criminología. Abel Tellez Aguilera.

Criminología. Abel Tellez Aguilera.





Índice: 1. INTRODUCCIÓN EPISTEMOLÓGICA: LA CRIMINOLOGÍA COMO CIENCIA 2. EVOLUCIÓN HISTÓRICA DEL PENSAMIENTO CRIMINOLÓGICO 3. LA RUPTURA CON EL POSITIVISMO ANTROPOLÓGICO 4. EL NEOPOSITIVISMO CRIMINOLÓGICO 5. LA CONSOLIDACIÓN DEL PARADIGMA SOCIOLÓGICO: EL IMPULSO DE LA ESCUELA DE CHICAGO 6. EL MODELO DE LA REACCIÓN SOCIAL Y LA CRIMINOLOGÍA CRÍTICA 7. DEL NEOCLASICISMO A LA CRIMINOLOGÍA POSTMODERNA: LA TEORÍA CRIMINOLÓGICA EN EL MOMENTO ACTUAL Bibliografía





martes, 30 de abril de 2013

Psicópatas



¿Qué lleva a un individuo a cometer un crimen, sin sentir miedo o compasión?
Robert Hare, autoridad mundial en psicología criminal señala que precisamente la única característica ineludible en un psicópata “es que carecen de emociones, de la capacidad de situarse en el lugar de otra persona para siquiera imaginar su sufrimiento”. Un psicópata busca entrar en tu cerebro hasta intentar imaginar lo que piensas, pero nunca podrá llegar a comprender cómo te sientes. Un psicópata puede llegar a relacionarse social o intelectualmente, pero siempre viendo a las personas como objetos, es decir, le quitan al otro los atributos de persona para valorarlo como cosa. La psicopatía es la anomalía psíquica, un trastorno antisocial de la personalidad, por la que, a pesar de la integridad de las funciones perceptivas y mentales, se halla patológicamente alterada la conducta social del individuo que la padece. Las causas que se han encontrado del por qué de la conducta psicopática indican que como son individuos relativamente insensibles al dolor físico, rara vez adquieren miedos condicionados, tales como el miedo a la desaprobación social o a la humillación, miedo que restringirían sus malas acciones y les darían un sentido del bien y del mal. Las características conductuales del psicópata podrían ser determinadas tanto por factores fisiológicos, como por factores socio-psicológicos. Robert Hare sostiene que los psicópatas “no sienten ninguna angustia personal ni tienen ningún problema; el problema lo tienes tú. Su capacidad para castigar a sus víctimas se basa en un comportamiento anormal del cerebro, que reacciona de manera completamente distinta a como lo hace el de una persona sana”. A partir de la revisión de expedientes penitenciarios y a entrevistas realizadas a criminales, concluyó que este tipo de personalidad puede evaluarse mediante una lista de 20 características o síntomas (PCL-R):
1. Locuacidad / Encanto superficial.
2. Egocentrismo / Sensación grandiosa de la autovalía.
3. Necesidad de estimulación / Tendencia al aburrimiento.
4. Mentira patológica.
5. Dirección / Manipulación.
6. Falta de remordimiento y culpabilidad.
7. Escasa profundidad de los afectos.
8. Insensibilidad / Falta de empatía.
9. Estilo de vida parásito.
10. Falta de control conductual.
11. Conducta sexual promiscua.
12. Problemas de conducta precoces.
13. Falta de metas realistas a largo plazo.
14. Impulsividad.
15. Irresponsabilidad.
16. Incapacidad para aceptar la responsabilidad de las propias acciones.
17. Varias relaciones maritales breves.
18. Delincuencia juvenil.
19. Revocación de la libertad condicional.
20. Versatilidad criminal.



jueves, 25 de abril de 2013

Violencia de género y respuesta integral.

Nadie niega que la Ley integral contra la violencia dl género del año 2004 supuso un avance muy importante en el terreno de la violencia contra la
mujer pareja, hasta el punto de que ha servido de punto de referencia para las feministas de otros países europeos como Francia. No obstante, en un libro
titulado Criminología crítica y Violencia de género (Trotta, Madrid, 2007) Elena Larrauri dirige a la filosofía que subyace a la ley algunos reproches que invitan a la reflexión.
Una de las críticas que Elena Larrauri dirige contra el feminismo “oficial” del que es expresióna la Ley de protección integral contra la violencia de género es que se considere que la desigualdad de género es la única causa de la violencia contra la mujer pareja. Es decir, que se sustente la hipótesis de que la situación de sumisión de la mujer y los valores y discursos que justifican tan sumisión son condición necesaria y suficiente para explicar la violencia contra la mujer pareja. Se habría pasado así de la consideración de que los maltratos a la pareja son “casos aislados” como en su día dijo Álvarez Cascos a una explicación monocausal fenómeno de la violencia doméstica. Este planteamiento del feminismo “oficial” choca con algunas consideraciones de sentido común, como la de que no todas las mujeres corren el mismo peligro de sufrir maltrato por su pareja. Hay factores de riesgo como el alcoholismo o la marginación social que incrementan la probabilidad de que una mujer sea maltratada por su pareja. Reconocer esto no significa diluir el fenómeno en un conjunto atomizado de “casos aislados”. Hay que tener siempre presente que la violencia contra la mujer pareja se inscribe en un marco social de subordinación de la mujer, de desigualdad de género. Pero, teniendo en cuenta esta realidad social subyacente, hay que tomar en consideración los factores que hacen más probable que las mujeres sean maltratadas por sus parejas, para poder llevar a cabo compañas eficaces de lucha contra este fenómeno. La segunda línea de crítica que Larrauri realiza a la filosofía que subyace a la Ley Integral contra la violencia de género es el excesivo recurso al derecho penal que en ella se hace. El feminismo oficial ha caído en la tentación del populismo primitivo convirtiéndose en lo que la autora califica de “feminismo punitivo” (pag. 68). En efecto, entre los grupos feministas han existido siempre sectores reacios a acudir al Estado (y al derecho penal), por considerar la institución estatal como uno de los agentes de la dominación patriarcal. El primero es que, como regla general el aumento de las penas se ha mostrado ineficaz como mecanismo de prevención contra la comisión de nuevos delitos. Ello se muestra así en este caso específico en el supuesto de los homicidios cometidos contra la mujer pareja, que no han disminuido, a pesar del incremento de las penas. Hay que tener en cuenta, además, que en este tipo de delitos es muy frecuente que el agresor acabe llamando el mismo a la policía o suicidándose tras cometer el delito. En segundo lugar, el derecho penal es un instrumento inadecuado para hacer frente a problemas sociales complejos. De hecho, eso es lo que pretende el llamado “populismo punitivo”: criminalizar los problemas sociales. En lugar de aumentar las ayudas sociales, se recortan éstas y se implanta la “tolerancia cero”, con el resultado de que sólo en Estados Unidos hay más de 2.000.000 de personas sometidas a penas privativas de libertad. La cárcel sustituye el estado asistencial. En el caso de la desigualdad de género, el problema es similar. Afrontar esa situación estructural exige medidas sociales, programas de ayuda, garantías efectivas de la igualdad de oportunidades.... El derecho penal no es, pues un instrumento adecuado por sí solo para solucionar el problema de la desigualdad de género. En tercer lugar, el tipo de respuesta que el derecho penal da al problema de la violencia contra la mujer pareja contradice su concepción como un problema de violencia de género. Ello es así porque el derecho penal no se ocupa de las causas estructurales de los problemas ni pretende combatirlas. Lo que hace el derecho penal es indagar si hay una persona concreta a la que pueda considerarse culpable. Con ello, hasta cierto punto la violencia doméstica vuelve a convertirse en un problema de “casos aislados”, de supuestas individualizadas sin un trasfondo sociológico común. Con esta línea de crítica, Elena Larrauri no está pretendiendo defender la propuesta de que se elimine el derecho penal como respuesta a la violencia contra la mujer pareja, pero sí que éste juegue un papel más secundario y subordinado y no tan preeminente y principal como el que ocupa ahora. El carácter estructural de la violencia de género, que la propia Ley resalta, exige una respuesta que sea verdaderamente integral, y en esa dirección es en la que deberían darse los pasos futuros.